Juan Guirado

La originalidad en pintura debe entenderse como una visión individualizada que no excluya afinidades con tendencias precedentes; en este sentido la obra de Guirado presenta una imagen del cosmos, cuyas anécdotas – a veces mitológicas, otras sencillamente humanas – convergen siempre con arrolladora fuerza interior en un pequeño centro: el ser humano; el ser humano y su paisaje o el paisaje del ser humano. Con evidente honradez plástica se vale de una morfología antropomórfica, rehuye el efectismo y construye o destruye ideas con la sola ayuda del color-forma.
Su obra, de una expresividad introvertida traduce la problemática del hombre, desde la tortura hasta la visión de una paz tal vez inalcanzable; desde la confrontación de opuestos a la síntesis conciliadora. Realmente estos óleos, paisajes oníricos, paisajes otras veces vividos, nos permiten nadar en ellos en busca del alma o la significación de las cosas. El hombre aparece hecho árbol, sombra de sí mismo o simplemente destruido. Es una pintura que desdobla la visión y a través de espejos para una óptica metafísica nos conduce, guiados por su personalidad a la esencia y cifra del yo y sus contornos. Tras ver los cuadros -estos- de Guirado, algunos me han recordado a Oscar Domínguez ¿conocen?.
De otra parte la raiz hispánica de su plástica y su contacto con la realidad se funde en atrayente simbiosis con la revitalización de la vertiente surrealista (en su sentido de sobrerealidad). Aquí el realismo es color y la realidad germina del pensamiento formal.
Su unidad de estilo exhibe tal diversidad de expresión que estos óleos pueden apreciarse a semejanza de grabados o miniaturas, donde la riqueza de la textura es lenguaje de ideas e innúmera solución en sí.
En general no parece lógico enjuiciar esta muestra en el tiempo, como final ni comienzo de camino, pues creo opera en extensión conflictiva y es pura metamorfosis en la cual cada espacio de la escala es independiente no obstante a la cohesión del conjunto. Lo por venir en su pintura es sólo otra posibilidad.
Dinamismo, inquietud, profundidad y como un cuervo negro, presidiéndolo todo: la honradez testimonial; la honradez de Guirado, naturalmente.
Emilio Laguna